sábado, 13 de agosto de 2016

Cuando ganar no es lo más importante

Los deportistas que compiten internacionalmente, especialmente cuando representan a la selección nacional, tienen una papeleta importante con la que lidiar.

A menudo se comparten sus éxitos y uno los identifica como propios, pero cuando fracasan el proceso de identificación se matiza: también se comparte su fracaso, pero inmediatamente se tiende a culpabilizar al deportista, es decir, nos sentimos mal por culpa suya y se le juzga sin piedad. A veces incluso cayendo en el ámbito personal. Un mecanismo de defensa básico, como si el "ataque hacia nosotros" fuera real...

Esto no creo que sea exclusivo de España, pero aún no siéndolo, desde luego que a nosotros se nos da bastante bien.

La papeleta es la que es... y aunque muchos les achaquen que va en su sueldo y tal (en el de algunos), son humanos. Todos lo son, Rafa Nadal incluido. Y la capacidad de dejar a un lado toda adversidad y también lo contrario, y dar un plus más cuando sabes que tanta gente se siente identificada contigo requiere un trabajo psicológico profesional importante. Importante y fundamental. 

Hay algo que es muy básico... Al menos yo lo veo así. Hay ciertos procesos deportivos que requieren tiempo. No hay atajos en la Ciencia. El aprendizaje, la adaptación, la recuperación... Exigen unos periodos que son difícilmente acortables. Cuando los deportistas no han tenido suficiente tiempo, cuando la preparación ha sido insuficiente o deficiente, por las razones que sean, es normal que los resultados no lleguen. Ahora bien, ¿son únicamente los resultados lo que verdaderamente valora la gente? 

Ayer, en una final de tenis épica, Marc López y Rafa Nadal nos regalaron lo que sí es exigible a cada deportista: dejarse la  piel. El sufrimiento, el remar a favor y a contracorriente, la responsabilidad, el lenguaje corporal, el corazón, el alma... Todo ello lo fueron capaces de transmitir la pareja española, de contagiarlo, de ilusionarnos... hasta las lágrimas.

En el tercer set ya lo tenía claro: daba absolutamente igual si perdían. Para mí ya habían ganado. Qué magnífico ejemplo de deportistas. Para grabar el partido y ponérselo a generaciones venideras. Quizás incluso ayude a otros compañeros, presentes y futuros, del llamado Team España. Desde luego, sería muy difícil encontrar mejores espejos donde mirarse. 

Por eso, cuando se llega a estas cotas de emoción, el resultado es realmente lo menos importante de las cosas más importantes. Porque aunque los Juegos se celebren cada cuatro años y normalmente sólo se recuerde la medalla de oro, lo de ayer no hubiera sido mucho más importante que un título más... De esos a los que estamos en España tan mal acostumbrados en bastantes disciplinas deportivas. Tan mal acostumbrados y tan mal educados. No lo habría sido, como digo, si no se hubiera estado por encima de un marcador que al final supuso una alegría inmensa, pero que supo mucho mejor por la forma de ganar. Porque cuando uno da todo lo que tiene, y un poco más, nadie jamás podrá exigirle nada. Ni él mismo. 

Por eso, a mí no me vale sólo con ganar. Y no debería valerle a nadie. El cómo es tanto o más importante. Y esto es lo que tiene que trascender... Esto es lo que significa una medalla de oro... algo que ya habían ganado mucho antes del último punto. 

Mis más sinceras felicitaciones y mi más humilde agradecimiento por el ejemplo. A Marc y a Rafa. A Rafa y a Marc. Qué bonito es el deporte cuando transmite este tipo de sentimientos.


 


1 comentario:

Todos los comentarios de usuarios con cuentas Google serán aprobados, estén de acuerdo o no con la opinión personal del autor del blog, siempre que figuren sus nombres y apellidos.

Los comentarios anónimos y con nicks sin nombres y apellidos, así como los que se dude de su identidad, serán publicados solamente si se entiende que enriquecen el tema del post, desde el respeto y la educación.