sábado, 14 de marzo de 2015

Aprendizaje por inmersión

Hay analogías educativas que funcionan a la perfección en el mundo del baloncesto y otras que no tanto. Una de ellas es el aprendizaje por inmersión, tan conocido en la adquisición de una lengua extranjera. Nada como viajar, vivir, estudiar, residir... en un país extranjero para aprender el idioma.

Pues perdonad, pero no. Como que la cosa no está tan clara. El vivir o viajar en el extranjero lo que te expone es a la situación de necesidad, a la obligación del uso de la lengua, a la actividad comunicativa... Pero ya está. ¿Quién no conoce el ejemplo de anglosajones, por ejemplo, a los que les cuesta Dios y ayuda hablar con una fluidez mínima en español después de estar en España durante años? ¿Y a muchos ciudadanos marroquíes o chinos? Estos grupos, por lo general, viven en pequeñas comunidades donde la obligación de usar el español se reduce tanto a lo mínimo que no logran el dominio adecuado de la lengua del país donde residen. Su lengua materna continúa siendo su lengua comunicativa. La otra es una cuestión de necesidad momentánea que rápidamente olvidan. Sobre todo si, como en el caso de España, no es ni requisito sine qua non para obtener la nacionalidad española...