lunes, 10 de noviembre de 2014

53 - 0 (o la poca humildad)


Cuando vi el tuit de la noticia, rápidamente pensé que se trataba de baloncesto y me resultó extraño. Hablaban de sanción al equipo y creí que se refería a un partido de minibásket. Por si lo lee algún neófito, simplemente explicar que la máxima diferencia que se puede dar en un partido de minibásket (al menos en España) es de 50 puntos. Por eso, es imposible ganar 53 - 0, ya que el resultado más abultado que se podría dar sería 52-0 (que ya es bastante). La única posibilidad es ir ganando 49-0 y encestar un lanzamiento de tres puntos. En el resto de casos, el marcador se detendría en 50-0 y, aunque se sigue jugando, los puntos ya no se anotan en el acta (aunque por desgracia, sí que suele hacerlo algún familiar y hay chicos y chicas que alegremente van diciendo que han ganado por 70, 100 o 120 puntos).

Pero no, no se trataba de baloncesto, sino de fútbol. Fútbol alevín. Increíble. La consecuencia, drástica: el equipo perdedor se retira de la competición. Unos cuantos niños que dejarán, seguramente, de practicar esa actividad física, tan deficiente en nuestros días... porque si no todos, quizás sí que la mayoría piensen que, con 10 u 11 años, no valen para el fútbol (o peor: para el deporte). Ya se habrán encargado de convencerlos de eso sus amigos, su familia, sus rivales... A buen seguro que para ellos no pasarán desapercibidas esas voces, voluntarias o involuntarias, contando lo sucedido, hablando de la paliza recibida, etc. Pero la que más resuena en sus cabezas, seguro, la voz implacable del marcador. Por encima de los ánimos que seguro que también recibirán. Quizás los menos, quizás los más... pero siempre apagados por el grito del 53-0.

Lo espectacular de este caso es que la propia Federación Andaluza (en este caso la Delegación Sevillana), puso en manos del Comité de Competición esta situación. Pensaban que el entrenador del equipo ganador había humillado al equipo rival. Sin paños calientes. Y el Comité de Competición parece ser que les ha dado un pequeño tirón de orejas a los entrenadores por "poca humildad". Bueno, a mí se me ocurren unas cuantas frases hechas, en un continuo que va desde la suavidad (relativa) hasta la más absoluta "malsonancia", pero ninguna tan, tan blanda como "poca humildad".

Por si alguien no ha hecho las cuentas, se produjo un gol cada menos de 80 segundos. es decir: cada minuto y veinte segundos (los partidos de fútbol en categoría alevín duran 70 minutos en total). Brutal, teniendo en cuenta el tiempo perdido cada vez que hay que coger el balón y dirigirse al centro del campo (digo yo que el árbitro, lo que es el tiempo de descuento, no lo tendría precisamente en cuenta).  Una auténtica salvajada

Ahora bien, como no es oro todo lo que reluce, resulta que, por lo que parece, el equipo receptor de tal cantidad de goles pidió suspender el partido porque no tenía suficientes jugadores y esta suspensión no fue concedida. Hasta 5 contra 7 llegaron a jugar. Además, por lo que he podido saber, el disponer de un bajo número de jugadores podría ser la verdadera razón de retirarse de la competición... Claro, que esto depende de la versión que escuchemos. Quizás se hayan dado de baja varios jugadores a raíz de ese resultado. El caso es que algún "palo" se podría llevar también la Federación, pero en el grueso de la cuestión me voy a permitir darles la razón.

Siempre hay voces que abogan por el buen hacer de los entrenadores en las categorías de formación deportivas. Estas voces suelen pedir una flexibilización de las reglas... y quizás yo esté de acuerdo solamente a medias. ¿Cómo garantizar ese "buen hacer?

Un caso famoso es, precisamente, el reglamento minibásket y el pasarela, este último probablemente en vías de extinción, para dicha de unos y desdicha de otros. En Andalucía se juega con 6 periodos en minibásket, con reglas para que todos jueguen y finalizando la anotación, como ya he explicado, al alcanzar una diferencia de 50 puntos... pero ya en infantiles no son pocos los lugares en toda España donde se dan diferencias mayores, es decir, donde deja de aplicarse el reglamento pasarela (prácticamente igual al minibásket aunque ya con 4 periodos). Hace poco retuiteé un comentario sobre un partido infantil que acabó por unos 100 puntos de diferencia y donde se expresaba que había sido un "triunfo" forjado desde la "defensa". Cuando lo leí pensaba que el autor estaba de broma: ese "triunfo" se había forjado tomándose un ColaCao con galletas por la mañana, tempranito, cada uno en su casa... 
En estos casos siempre entramos en el terreno ético, pero es que es en este campo donde precisamente debería moverse un entrenador de formación. La ética no es relativa. No lo es, no, no, no y no. No es relativa. Que no. Que no se trata de una opinión. Que no es relativa. Lo siento para el que piense que los niños de 10 años deben afrontar que la vida es dura y tal. Me parece una ridiculez. No hay necesidad de ganar nunca de 100 puntos. Y ojo: yo empecé haciéndolo. Como jugador y después como entrenador, repitiendo y perpetuando el estereotipo. Casi ni dejando que los jugadores recibieran siquiera el balón desde el saque inicial. Pensando que el respeto era dar nuestro 100%. Valiente tontería. El que se escuda en esta filosofía, pobre filósofo es

Un número mínimo de pases, obligar a que cada vez anote un jugador, fomentar el 1x1 incluso en situación de desventaja, robar el balón tras un número determinado de pases del otro equipo, colocar a nuestros peores defensores (o más lentos) con sus jugadores más rápidos, obligar a hacer movimientos individuales no controlados, culminaciones diferentes, lanzamientos en zonas de bajo porcentaje, experimentación de otros roles... y muchas opciones más. Todas pueden ser válidas para evitar situaciones escandalosas y, sobre todo, el destrozo emocional del otro equipo. Porque si piensas que el otro equipo no es tu problema (y recuerdo que hablamos de niños de 10-12 años), vuelve al párrafo anterior: la ética no es relativa.